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sábado, 6 de agosto de 2011

Generalidades de los Sistemas Constructivos

Los materiales y los Sistemas Constructivos Sostenibles contribuyen al confort y la calidad del hábitat. Es de suma importancia elegir los materiales que impliquen un mejor comportamiento hacia el medio ambiente, por su bajo consumo energético, por su escaso nivel de contaminante o por su mejor comportamiento como residuo.


Podemos enunciar algunos puntos a seguir en el proceso de diseño y construcción de una obra, que posibiliten disminuir costos ambientales y de energía.


Primeramente, se sugiere la industrialización y estandarización de los procesos y elementos constructivos, porque optimizan los gastos de producción, mejoran la calidad de los productos y podrían hacer posible su reciclaje al final de la vida útil del edificio del que provienen.

En segundo término, deben priorizarse los sistemas de montaje en seco, ya que se hace más fácil el desmontaje de componentes y su inmediata incorporación en otras construcciones. También las tareas de acoplamiento de las diferentes partes provocan menor cantidad de residuos y menos costo global que los sistemas de unión tipo húmedo. Pero será necesario prestar atención a la homogenización de los materiales constituyentes, para después poder darles valor como residuo. La vida útil y la durabilidad podrían ser criterios para la decisión por uno u otro sistema.

Para bajar costos, deberíamos emplear elementos de fácil manejo y transporte, y en los que el mantenimiento no necesite de operaciones de importancia, ya sea por su accesibilidad, lo que habilitará controles periódicos y la precisión de reparaciones y desgastes de valor, ya sea por su buena calidad, lo que influirá en su duración.

En consecuencia, disminuirá la producción de residuos de construcción y demolición, factor categórico en cualquier etapa de obra, con la exigencia de tramitar apropiadamente los residuos producidos.

La utilización flexible de los espacios para que puedan acoger ocupaciones distintas a lo largo de la vida útil de un inmueble, debe ser confirmada por las técnicas y sistemas constructivos empleados, y colaborar en la posibilidad de cambios en dichos espacios, sin modificar considerablemente los esquemas estructurales de origen.

Las instalaciones deben ser de fácil acceso y registrables, para permitir las tareas de conservación, reparación y desmontaje selectivo, y hacer posible la recuperación de mecanismos, líneas, aparatos, conductos para su posterior reempleo.

Edificación Sostenible

La edificación no ha quedado al margen de la evolución de nuestro sistema productivo promovido por el sistema técnico nacido de la revolución industrial. Ello la ha conducido hacia la sistemática dependencia de los recursos energéticos no renovables, hacia un uso sistemático de la litosfera como fuente de recursos y, en consecuencia, a convertirse en un productor considerable de residuos vertidos sobre el medio. Y aunque no lo haya hecho al mismo ritmo que otros sectores productivos, ha sufrido igualmente una transformación radical.

Si los sistemas constructivos basados en los materiales tradicionales -como la piedra, la madera o la tierra- y la utilización de la inercia térmica o las fuentes de energía renovables como proveedores de energía, eran ejemplos de uso de materiales en ciclo cerrado y de integración en los sistemas biosféricos locales, en la actualidad ni las técnicas de construcción ni los instrumentos para asegurar la habitabilidad en los edificios cumplen ya esas condiciones.


Por una parte, los materiales de construcción han abandonado su tradicional origen local para provenir de lugares cada vez más lejanos, y para ser producidos por procesos de transformación más ligados a la industria y alejados de la obra. La industria no sólo se ha convertido en el suministrador de los materiales de la edificación sino que, en una evolución paralela, las calidades que definen las prestaciones de los sistemas constructivos de los edificios, se han ido desplazando también desde la organización de los materiales adquirida en los procesos de obra hacia las propiedades físicas de los materiales adquiridas en los procesos industriales de conformación.

De ese modo, el control de la calidad técnica de los sistemas constructivos se ha desplazado de la obra hacia la industria, asumiéndose con ello los inconvenientes ambientales que el sistema técnico industrial ha producido y, debido a la enorme cantidad de materiales implicados en la edificación, erigiéndose en una de las actividades de mayor impacto.

Por otra parte, la habitabilidad que proporciona la edificación –y que es su principal utilidad- cada vez depende menos de estrategias de relación con el entorno inmediato para pasar a ser suministrada por sistemas mecánicos alimentados por energía comercial. Con ello, la edificación requiere un flujo continuado de recursos energéticos para proporcionar confort térmico, ventilación, movilidad, iluminación y otros tipos de servicios habitualmente asociados a la habitabilidad.

Ello ha generado tipologías de espacios nuevos –rascacielos o espacios habitables enterrados o ciegos respecto al exterior- así como la posibilidad de albergar densidades elevadas de público en volúmenes reducidos, pero a costa de una dependencia de unos recursos energéticos con un fuerte impacto ambiental asociado a causa –principalmente- de las emisiones que su uso genera.

La edificación se ha globalizado, ha cambiado la dependencia del entorno inmediato por la dependencia de recursos alejados en el espacio –y, como en el caso de los combustibles fósiles formados hace millones de años, en el tiempo- lo que ha ocasionado la homogeneización de la arquitectura en todo el planeta, en paralelo a la generalización de modos de vida similares en todo el mundo, y que se sustenta sobre un consumo exacerbado de recursos y su inevitable y simétrica emisión de residuos.


Al igual que en otras ramas de la producción, la sostenibilidad en edificación implica la reducción continuada de la generación de residuos, tendiendo hacia el cierre de los ciclos materiales. Eso es, regenerando los residuos para devolverles la cualidad de recursos y que permanezcan disponibles para las generaciones futuras en el marco de un medio libre de la amenaza de la contaminación.

Como consecuencia, el objetivo sostenibilista en el campo de la edificación debe ser el establecimiento de estrategias de obtención de la habitabilidad desde la consideración de la necesidad del cierre de los ciclos materiales implicados en ellas.

Análisis de la Edificación


El análisis de la edificación y de los usos que alberga, establece los aspectos determinantes en la sostenibilidad de las edificaciones y que están directamente relacionados con su metabolismo material:

- Los materiales de construcción que constituyen el edificio,

- Los proveedores de energía para mantener su habitabilidad y permitir los usos,

- El agua empleada para satisfacer las necesidades de los usuarios y sus actividades,

- Y -por ser la edificación el primer escalón de la gestión de los residuos urbanos- los residuos que generan los productos de consumo en el edificio.

Los sistemas de evaluación de la sostenibilidad en edificación, las normativas existentes, la bibliografía, etc., pueden ser entendidos como acciones promovidas desde la necesidad de actuar sobre esos flujos materiales, reduciéndolos, disminuyendo su impacto, substituyéndolos por otros menos contaminantes o, directamente, proponiendo su substitución por estrategias de cierre de ciclos materiales.

El impulso del uso de reciclado, de materiales renovables, de recuperación de sistemas y materiales tradicionales, la eficiencia energética, el uso de fuentes de energía renovables, de captación de agua de lluvia, de reciclado de agua, etc., son acciones que afectan esos flujos y en la dirección apuntada anteriormente.